Sirenas- Gustav klint |
Era navegante solitario,
timonel y lo que un barco requiere
para cruzar mares
menos procelosos que los que asomaban
a sus ojos.
Volvía de madrugada
de rondar a una sirena: sobre el hombro, el remo,
a su espalda el amanecer
cautivo de las aves cazadoras.
En la cantina de un puerto sin mar
y sin olvido, cazalla y güisqui de barril.
En las ingles el calor de un recuerdo
redondo de salitre y en el pelo las algas
que la nieve cinceló
entre las cárcavas y el viento.
Marinero de río, guardián de las riberas,
pez abisal que transmuta las madrugadas
en ardientes estrellas infinitas,
en sus manos guardaba la edad de las encinas
y el vuelo transparente
y breve de
la efímera.
Bonito poema Aurora, plagado de metáforas muy lindas que relatan esa vuelta del navegante solitario.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz domingo.
Como en la vida, al final, todos somos navegantes solitarios.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael, ¿cuándo volvéis por aquí?
Aurora, el poema refleja la soledad que cada ser humano debe arrastrar por los mares de su vida.
ResponderEliminarBello poema.
Un abrazo
Ciertamente, Felicidad. Gracias-
EliminarHola, bello poema lleno de sentires. Un placer leerte. Cuídate.
ResponderEliminarHola, Poetiza. Muchas gracias.
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