No mates al mensajero, ni lo ciegues.
Si trae palomas
dales trigo;
si acaso él tiene hambre también, dejo en la artesa
algunas espigas, madroños frescos
y las rosas que todas las primaveras
corté por si volvía.
Y queda vino
en el fondo de nuestro cáliz de oro.
No hace falta que le cuentes muchas cosas,
él sabrá qué hacer para encontrarme.
¡Qué hermoso poema! Graciñas, graciñas por compartirlo.
ResponderEliminarPero si es de "La tierra vertical" el libro que me editó el Ateneo Obrero en 2005. ¿No lo tienes? Ahora ya está descatalogado... Biquiños mil, amiguiña.
ResponderEliminarSí lo tengo, amiga. Tú me lo has dedicado y tanto como valoro el poemario valoro su dedicatoria. Más biquiños, que vuelen por la red hacia mi amiguiña querida.
Eliminarme sonaba el poema
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonito!!!
ResponderEliminarUn beso.
Precioso Aurora, un honor ser tu amigo.
ResponderEliminarUn gran abrazo amiga.