PARÍS
Siempre que voy a París
echo de menos mis macetas de albahaca.
Si es en invierno sé que florecen con unas extrañas
flores de lana y papel.
Si es en verano, cultivo en ellas también sombreros
y girasoles.
Sólo el otoño en París
me permite embriagarme con la luz de Montmartre.
Mi albahaca, sin embargo, nunca florece en otoño,
se entristece conmigo paseando los Campos Elíseos
y escuchando ¿te acuerdas? la voz de aquel niño.
...mon pauvre enfant, ta voix dans le Bois de Boulogne .
AGR-De "La tierra vertical", Deva 2005.
Precioso Aurora. Cuanta sensibilidad y cuantos sentimientos solapados tras tus versos.
ResponderEliminarTe admiro amiga.
Qué bonito!!! Me ha trasladado por todos estos sitios y ha traído recuerdos irrepetibles... Sólo el otoño en París
ResponderEliminarSiempre París...
Gracias, Diego; gracias Marina... qué bien escribes el español, me gustaría escribir a mí así armenio. Por cierto, si vas a París "que no te roben el bolso".
ResponderEliminarEs la segunda vez que lo intento, pero este endiablado mundo de la informática no me permite hacer un comentario. Me sumo a lo que dicen los comentarios anteriores. ¡Qué bien poder disfrutar de tus escritos.
ResponderEliminarUn besazo, amiga
No entiendo nada... Pues tú eres una experta, Sabeliña. A ver si consigo yo algo parecido a lo que tú haces, aunque me parece que soy más torpona... Bicos y bicos.
ResponderEliminarJajaja. Fue muy gracioso.
ResponderEliminarMe gustaría que pudieras ver la cara que se te quedó.
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