QUÉ DULCE ES LA NOCHE
A nuestra madre que nos ha dado lo mejor de si misma sin pedirnos
nunca nada
Yo, nuestra madre y mi hermano Alberto. Mondoñedo 1953 |
Si supieras qué dulce es la Noche
y cómo sus luciérnagas
se posan en mis ojos,
con qué cuidado cierran
en ellos su penumbra: farolillos
tenues como vilanos entre yerba,
como aquella candela que unas manos
que olían a jabón y a dulce de manzana,
prendían en las sombras
para que hubiera algo más que un sapo
silbando en las noches de mi infancia.
De “La flauta del sapo” DG ediçoes. 2008
Lo primero, que me enternece la foto, lo segundo que en mi saco de sentimientos, hay un trozo de cariño que siempre guardaré para ti. Que conste que pongo a Dios por testigo que lo que digo es verdad, no por que suene bonito y tierno.
ResponderEliminarUn abrazo y que la Navidad sea entrañable para ti tambien.
Rosa María Milleiro
Pues es el regalo más bello y más tierno que me han hecho nunca, querida Rosa. Muchas gracias, qué puedo decirte, que te echo de menos, mucho, y te lo digo aquí, que es público.
ResponderEliminarEntre tú y yo, inevitablemente, habrá siempre un cariño que está por encima de las mezquindades humanas que a mí también me rozan.
Feliz Navidad, toda la paz que mereces, y mi abrazo más fraternal. Aurora
Es triste cuando la amistad queda en pos de la nada. Es como romper una carta sin leerla.
EliminarNunca sabrás que te notificaba y concermiente a lo de la amistad, es como dejar secar un árbol en plena primavera, sin ver el fruto y sin sentarse bajo sus ramas en los soles abrasantes de la vida. A eso se llama estar, ser y necesitar.
Un abrazo
Rosa María Milleiro
Nota: Concerniente a las madres, tú que has conocido a la mia ahora con 92 años es dependiente total de mi cariño y cuidados. Ellas son unas afortunadas en unos tiempos de valores familiares en baja total.
Algunas cartas es mejor no leerlas. De todos modos, te entiendo. Son cosas de la vida, asuntos que nunca llegan a estar claros del todo. Interpretaciones extremas que van extendiendo su sombra. De todos modos, Rosiña, ningún árbol se seca en plena primavera porque aunque nos empeñemos en matarlo, siempre quedará alguna raíz al abrigo de nuestra locura y de ahí, si le dejan, puede renacer y dar fruto algún tiempo después. Los soles abrasantes de la vida (bella imagen y muy poética)nos queman a todos alguna vez, pero pienso que se trata de buscar el cobijo necesario para curar las heridas de sus brasas y seguir caminando.
EliminarNo entiendo qué quieres decir con "ser, estar y necesitar" pero seguro que es algo más profundo de lo que yo abarco con mi escasa capacidad de entendimiento.
En fin, ha sido un día raro. Me llegó una luz, primero distante pero esperanzadora, luego brillante... y creo que me cegó.
En cuanto a las madres, sé con qué cuidado y cariño cuidas de la tuya, lo mismo que yo de la mía, aunque la mía aún se defiende, pero tiene menos años. Es, con mi nieta y mi hija, mi mayor tesoro, y nos adoramos. Ojalá viva tanto que pueda devolverle una mínima parte de lo que ella me dio.
Un abrazo, Rosiña.
HOLA QUERIDA AURORA
ResponderEliminarMUY TIERNA Y HERMOSA LA IMAGEN, ES QUE CUANDO LLEGAN LAS FIESTAS NOS PONEMOS MUY SENSIBLES Y AFLORAN MUCHOS SENTIMIENTOS ENCONTRADOS.
MUY EMOTIVA TU ENTRADA, ME HA GUSTADO MUCHO. TE FELICITO.
BESOS
PD FELIZ NAVIDAD!!! LO MEJOR PARA TI Y TU FAMILIA.
CARIÑOS MILES.
Muchas gracias, miguiña. Feliz, feliz Navidad, y todo lo mejor ahora y siempre para ti y los tuyos. Un abrazo.
Eliminar"Leo" que las manos que prendían la candela no lo hacían por azar.
ResponderEliminar¿Es fortuita la imagen? No puede ser.
Besos.
Mi madre, para subsanar mi terror nocturno, me dejaba muchas veces alguna luz encendida. Recuerdo siempre aquel olor a jabón y a dulce de manzana, que ella misma hacía. Ahora es muy viejita, pero aún sigue con nosotros, y ojalá sea durante mucho tiempo.
EliminarEse poema y algunos más son de un libro publicado en 2008 "La flauta del sapo"
Un abrazo y gracias por tu visita.
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ResponderEliminarMaravilloso!!! cómo el arte de la poesía llega a alumbrar los recuerdos y aromas nacidos desde el corazón de una madre.
ResponderEliminarFelicidades bajo el canto del sapo y del sol que inicia su crecimiento hasta el solsticio de verano.
Mi abrazo Poeta!!!
Gracias, Aristos. Es la vida, es escribirla, la forma de revivir otra vez sensaciones que parecen olvidadas pero no lo están. Afortunadamente, los que tenemos un cajón lleno de fotos, tanto de papel como el que duerme en los entresijos de la mente, podemos considerarnos afortunados.
EliminarUn abrazo, y sigue con esos cuentos con tantísima enjundia. Me encantan.
Me alegra que hayas pasado una buena infancia, que la recuerdes con alegría y que puedas compartirla con la familia y amigos que te leemos. Sí, ¡Maravillosa infancia para quienes no la han sufrido en silencio! Abrazos (y disculpa los recuerdos aciagos, también propios de estas fechas).
ResponderEliminarSí, Miguel. No tienes que pedir disculpas. Te entiendo. Hay algo que el tiempo distorsiona siempre y es el recuerdo. Por aquellos mecanismos de la mente, con los que ésta intenta librarse de lo negativo, tendemos a recordar las cosas buenas de la vida. Pero, a veces, no es posible, y la infancia nos marca para siempre, buena o mala, permanece en nuestra memoria de por vida.
EliminarEstas fechas, como las monedas,tienen dos caras: una es la de la alegría de los sencillos de corazón, la otra es la de la hipocresía. Pero éste no es lugar para profundidades psicológicas. Yo no soy creyente, no al menos a la manera convencional, pero confieso que me dejo atrapar por la corriente porque la gente que tengo a mi alrededor merece ese pequeño sacrificio. Ése y más.
Miguel, un abrazo, y mi agradecimiento por tu amabilidad y tus palabras siempre tan amables.
Día largo y apretado en el que vengo a leer ese trocito de tu corazón que hoy, (o ayer, para ser preciso), nos has dejado.
ResponderEliminarYa veo que forma parte de un poemario que vas desgranando poco a poco, "La flauta del sapo", y en este poema dejas esa parte íntima y tierna de una infancia y un recuerdo marcado por la huella siempre presente de tu madre y hermano en esa bella imagen con que enmarcas los versos.
Un abrazo y que tengas un feliz fin de semana Aurora.
Muchas gracias, Rafael. Ya veo que tienes el tiempo contado, por eso te agradezco doblemente que entres por "ésta tu casa" que dirían los que dicen, pero que, ya sabes, es vuestra también.
ResponderEliminarMis mejores deseos, siempre. Y algo de tiempo para seguir versificando endecasílabos, algún verso alejandriino y demás.
Aurora, tu poemario rescata los recuerdos que emergen desde la infancia y que fluyen a través de los sentimientos que inspira tu madre. Versos que transmiten calidez y nostalgia.
ResponderEliminarBellísima y entrañable foto.
Un abrazo
La foto es un tesoro familiar, es nuestra verdadera riqueza, nuestra herencia más preciada. Y es preciosa, no cabe duda, aunque falta mi otro hermano, Miguel, que nació muchos años después, y dos hermanos que murieron de pequeñitos. Pero esa foto tiene algo especial, Alberto y yo éramos pequeños. Yo recuerdo ese vestido, que era rosa y de piqué, un vestido que recuerdo como el más bonito de mi vida y cuya cinta me fascinaba porque era de raso y suave como el pelo de mi gato Miserias. Recuerdo que estábamos muy cansados, habíamos caminado por el monte (con otra ropa, desde luego, y con zuecas) durante horas para llegar a Mondoñedo donde vivían unos tíos nuestros, y mira qué caritas... mi hermano, recuerdo, se durmió sentado.
EliminarComo ves, además, tiene una bella historia. La foto recoge un momento irrepetible, y nuestras caras, la de mi hermano y la mía, son un poema. Nuestra madre, como siempre, animosa. Aún sigue siéndolo con 86 años que cumplió ayer.
Gracias, Felicidad, me encanta compartir estas cosas con quién es capaz de ir más allá de lo que se ve. En las fotos hay siempre más, mucho más, sobre todo en ésas que se hacían para el recuerdo, porque ahora estamos hasta el moño de tanta foto.
Un gran, gran abrazo.