lunes, 12 de noviembre de 2012
NIEBLA
No hay más horizonte que ese arco
de bruma sobre el perfil de la sierra,
ni hay cielo más triste
que el de mis hortensias marchitas:
pétalo a pétalo, cobre y cristal,
se visten de invierno.
Ya hay lechuzas, amor, en las atalayas
de la noche
cerrando en secreto
su contraluz al otoño. Escucha la lluvia
con su son de almirez y si alguien
te acusa
de apretar los cerrojos del viento
arrójale mijo y estrellas.
Son nuestros, amor, los silencios añiles
y las espadañas afilando la tarde
gris de diciembre.
De "La tierra vertical" pág. 58
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Como la niebla; Este poema cala su cálida humedad poética hasta empapar al lector por completo.
ResponderEliminar¡Que grande eres Auroriña!
Pobre de mí, Samueliño...
ResponderEliminarPrecioso poema del que me hizo sonreír la parte del verso en que surge la metáfora "los silencios añiles"... Aunque en su conjunto es perfecto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, amiguiño... Perfectos son otros, como: Pastores los que fuerdes/ allá por las majadas al otero/ si por ventura vierdes/ Aquél que yo más quiero/ decidle que adolezco y peno y muero..." Eso sí es perfecto, inigualable, esplendoroso e inimitable. Lo mío son intentos.
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