viernes, 22 de abril de 2016





En Vegadeo, occidente de Asturias, este humilde puente permite cruzar el río Monjardín. Río y puente se unen en una lírica existencia, sin prisas, sin tiempo, sin ambiciones. Hace unos años, Juan Santiago, concejal de cultura del ayuntamiento de Vegadeo, tenía en mente un proyecto sobre los doce puentes de la villa. Fue un hermoso proyecto: cada puente luce una escultura. A éste le tocó en suerte una de María Jesús, una escultura que se funde con el entorno, embellece y exalta la vegetación, el agua, la luz... A este puente, por su humilde existencia, los vegadenses, veigueños como gustan ellos de llamarse, le han puesto el cariñoso nombre de "El Pontín". Para él, Juan Santiago me pidió un poema, escribí "El Pontín" y yo pedí a mi amiga y compositora Eva Rico Ventoso, que le pusiera música. Es hora de que lo leamos y lo escuchemos de nuevo.






"El Pontín"

El  río acariña, alma y cantar, el Pontín.
Lombo d'un solo petril vestido con hedras
amece ceos del Norte
na Veiga.
Abrindo camíos al mar, Monxardín
canta a súa cántiga azul, 
lambe as pedras y fuxe
debaixo del arco sin presa.
Mon jardin... qu'il est triste et beau
mon jardin, escribío el poeta
d'outro xardín mui lonxe d'aquí.
Qué triste y guapo tamén, pensa el Pontín,
Monxardín pasa xemendo
debaxo de min.




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