jueves, 27 de junio de 2013

Último poema de esta temporada. Me marcho unos días a mi tierra y os deseo provechosa literatura y felices días.



AZRAEL

Se acercan trenes como ríos.
Inmóvil y anhelante los contemplo
cuando entran en un túnel sin salida.
Gigante de cien ojos,
la sombre engulle, ciega,
pájaros de luz. Sobre el fuego
la arena incandescente
estalla en universos diminutos,
tan cerca contemplo el origen de los astros.

Empieza aquí la Noche, como síncope blanco
que me nubla los sentidos
y Azrael arroja a las fauces de la luna
veintiún gramos que quedan de mi vida.


De “La sombra del alcaudón”


martes, 25 de junio de 2013

Otro poema rural


Van gogh
                                REGRESO AL NORTE

                                En esta tierra, al sur de casi todo,
                                en la misma vertical de los cipreses,
                                sólo veo pavesas en el aire.
                                Es tan dura
                                que calcina el mismo fuego y hiere
                                el espacio entre mi piel
                                y el recuerdo de las brevas.

                                Regreso al Norte, a mi tierra labrantía.
                                Quiero cosechar la miel
                                y los membrillos
                                y cerrar los tarros de la escarcha,
                                tiritar bajo la lluvia y amasar
                                el barro, las espigas y la aurora
                                y devolver a su sitio mis inviernos.

                                Si no vienes iré sola.

                                Aquel Norte...

             De "La tierra vertical"

sábado, 22 de junio de 2013

"La madriguera" ya salió de máquinas y muy pronto estará en las librerías.



Ya tengo en casa mi novela 
"La madriguera"
En breve estará en las librerías.

En esta página:

http://www.septem.es/libros.php?id_publicacion=293

bajo la carátula del libro, podéis leer algunas páginas de la novela, por gentileza de Septem-ediciones.
Muchas gracias a todos. Aurora.

jueves, 20 de junio de 2013




En esta dirección podréis encontrar la entrevista que me hace la editorial Septem-ediciones con motivo de la publicación de 
"La madriguera"

http://www.septemediciones.es/2013/06/en-conversacion-con-aurora-garcia-rivas.html


Muchísimas gracias por vuestros buenos deseos. Os estoy enormemente agradecida por la atención que me prestáis. Un abrazo a todos.

viernes, 14 de junio de 2013


A partir de hoy, mi novela "La madriguera" se encuentra disponible en formato digital en la siguiente dirección:

http://www.casadellibro.com/ebook-la-madriguera-ebook/9788415279914/2124748

Muy pronto estará a la venta en papel en las librerías más importantes de España.



martes, 11 de junio de 2013

UN CUENTO PARA EL MUNDO DE HOY


Imagen de la Red.

RAFAEL

Al fin había llegado la noche y con ella un silencio de cristal se cernía sobre la casa. La casa estaba oculta por los árboles del jardín que la aislaban de la carretera y del resto de los vecinos. Rafael la había elegido precisamente por eso: parecía que nada podía perturbarlo allí dentro. Cuando llegaba de trabajar, simplemente cerraba la puerta y entraba en su mundo privado; se preparaba la cena, veía una película y, sin más, cada noche, se acostaba, como en un ritual monástico.
Y se acostaba porque era ése el momento único de su auténtica intimidad, la más suya, la más despojada de artificios y la más silenciosa. Le había costado años llegar a la conclusión de que las mujeres lo usaban y lo olvidaban como algo de un solo uso, como un jaboncillo de hotel, como un clínex… como una jeringuilla, como un tampax.
Rafael era un inventor mal aprovechado. Tenía algunos artilugios ingeniosos que nunca había patentado porque, si triunfaba, su vida se vería reducida a más ingresos, a una cuenta con muchos ceros, muchos amigos sin interés y más mujeres de quita y pon.
Rafael había inventado unos labios de silicona biológica, provistos de una sutil resistencia eléctrica que los hacía tan cálidos y dulces como los de una mujer. A Rafael, del amor, sólo le importaba la ternura y desembocar en los mares de una apoteosis final cercana a los delirios celestes. Pero las mujeres, al menos las que él había conocido, terminaban siempre igual, ¿tienes un cigarrillo? ¿qué tal un café? Me has puesto perdida… voy al baño. Y alguna hubo que se fue al baño con la ropa en la mano y no volvió. Rafael estaba tan desencantado del comportamiento de las mujeres que, a la última, le puso sobre la mesita la cajetilla, el mechero, el café en un termo (para que lo   tomase calentito) y llevó su ropa al cuarto de baño. Tuvo la precaución de dejar la puerta abierta. Fue un acierto pleno, ella, cuando hubo terminado, se sentó en la cama en silencio y, mientras se tomaba el café, fumaba el cigarro con cierta premura. Se levantó y encontró su ropa perfectamente ordenada en la barra del toallero. No la volvió a ver. Sólo escuchó el leve chirrido de la puerta del jardín al abrirse y cerrarse.
Eran ya muchas noches haciendo uso de sus labios entreabiertos sobre los labios de silicona… Tantas que ni las recordaba y empezaba a amarlos con un amor extraño pero tan satisfactorio que pensó que nada podría sustituirlos nunca. Eran perfectos. Esa noche, se duchó con cuidado, se perfumó con exquisitez, salió del cuarto de baño y sacó de la estantería más alta del armario una caja de madera taraceada de marfil. La abrió y extrajo los labios rosados y dulces. Perecían míralo, ofrecerse; parecían latir. Les puso una pila y se acostó.
Imagen de la Red.
Los puso sobre su boca y los sintió húmedos y cálidos, como de carne viva y caliente. Tuvo la sensación de que el sueño lo envolvía en ardientes caricias y por un segundo pensó que era el exceso de trabajo y no una alucinación. Una nebulosa de placer y devoción lo dejó sin aliento. Pero siguió besando sus labios con sus otros labios… Sus manos empezaron a recorrer el cuerpo de la mujer que estaba sobre él, tan entregada como él mismo. Ésta le devolvía cada beso y cada caricia mientras él iba sintiendo su peso y su calor, su deseo de él, precisamente de él, mientras se abría hasta el interior de su sangre sin prisa; sintió su aroma de hembra, su pelo suave y largo rozándole la cara… Sintió que se quedaba dormido y que un sueño sublime le envolvía los sentidos y el alma.
Amanecía cuando Rafael se despertó. Se sintió ligero, feliz; sintió que, no sabía cómo, su vida había cambiado. Había sido un sueño perfecto, el mejor de su vida. Buscó entre las sábanas los labios de silicona y se encontró con las nalgas de una mujer que, vuelta de espaldas, dormía plácidamente. No se asombró demasiado. Estaba curado de sorpresas y las mujeres eran así, lo sorprendían siempre. Esperó.
Imagen de la Red.
Ella respiraba plácidamente. Rafael no se atrevió a moverse. Una hora después, la mujer se deslizó de la cama como una sombra blanca y azul… se agachó, recogió de la alfombra los labios de silicona, que se habían caído, y salió de la habitación sin volver la cara, sin decir adiós. Tan sólo una mancha de carmín en la almohada…
Por la misma puerta se fueron juntos la mujer y sus labios. Lo que no supo nunca fue si ella los llevaba puestos.


Aurora.

domingo, 9 de junio de 2013

El espanto de las gárgolas y la fastuosidad de París


París desde una gárgola de Notre Dame (.blogger.com/blogger.g?blogID...)


                  LAS VERDADES QUE NO CREO

                 Igual que yo, sustenta la luz
                 sus razones en las sombras.
                 Si alimento transparencias es por pasar
                 inadvertida
                 entre el perfume del laurel
                 y las miradas de los santos.

                Sin embargo necesito
                anclarme al suelo con los pies, 
                rozar a cada instante el perfil
               de las espinas
               y establecer términos exactos
               entre la evidencia
               y las verdades que no creo.

                         De "La tierra vertical"